Distintos entornos para abordar proyectos en la industria de la construcción

Distintos entornos para abordar proyectos en la industria de la construcción

Cuando nos encontramos frente a desafío de dar curso a un proyecto en nuestra industria de la construcción, entendiendo como proyecto no el diseño de la arquitectura y la ingeniería involucrada como normalmente se entiende en nuestra jerga, sino el esfuerzo temporal para crear un producto o servicio (entregable) con un alcance, tiempo, costo y calidad determinados, se nos presenta el dilema del entorno desde el cual afrontaremos el emprendimiento.

Si bien hoy están en auge, y tomando mucha relevancia, los entornos adaptativos y ágiles, nuestra industria está acostumbrada a pensar este tipo de proyectos desde un punto de vista predictivo, en el cual tengamos bien sujetas las variables de alcance, costo y tiempo. Y es correcto y lógico que así sea si consideramos los volúmenes de las inversiones en juego. No obstante veremos que se puede y muchas veces es necesario abrir la mente y salirse de esquemas tradicionales para analizar esta clase de proyectos.

Antes que nada debemos tener en cuenta que este tipo de proyectos tienen diferentes fases que sintética y no taxativamente podremos enumerar como:

Definición de layout o masterplan: determinación de las interacciones, movimientos, necesidades, etc. que se traducirán en un documento gráfico que mostrará los espacios destinados a superficies de uso, circulaciones, etc.

Anteproyecto técnico: aproximación de la arquitectura y las ingenierías que serán la base de las futuras construcciones.

•Proyecto ejecutivo: desarrollo detallado del diseño de la arquitectura y las ingenierías en documentos gráficos y escritos que permitan a diferentes equipos llevar adelante la materialización de las obras.

•Materialización de las obras: construcciones civiles, arquitectónicas y de instalaciones que se transformarán en los principales entregables del proyecto.

Como vemos cada fase es absolutamente diferente de la anterior, y cada una tiene de por sí las características para ser definida como ¨proyecto¨ independientemente de las otras, pero siempre tomando como base que el entregable de una fase será el principal documento de entrada al primer proceso de la fase siguiente.

Así como cada fase es diferente de la anterior, cada una tiene distintas características de influencia e involucramiento de interesados, restricciones, supuestos, certidumbres en alcance, tiempo y costos, y riesgos asociados. Por lo tanto, es entendible razonar que cada una podrá tener un enfoque diferente en su abordaje.

Si analizamos la primera fase mencionada, Definición del Layout o Masterplan, vemos que generalmente tenemos un propietario o un usuario que tiene una determinada necesidad concreta y definida que debe ser traducida en un proyecto arquitectónico. Pero en la mayoría de los casos este principal interesado solo conoce su falencia y su convencimiento de que debe ser resuelta. Pensemos en un proyecto industrial. Se decide una inversión para producir determinado producto de acuerdo a algún plan de negocios. Se analizó a alto nivel las condiciones del mercado, la inversión, la financiación, etc. Pero este empredimiento necesita un contenedor (edificios de almacenamiento de insumos y productos, de líneas de producción, instalaciones, playas, caminos, etc.). El cliente solo sabe que necesita en tal fecha estar produciendo tal cantidad de productos para entregar a tal cliente. En este punto es donde comienza esta etapa de proyecto que se desarrollará con una altísima interacción entre el equipo de proyecto y los interesados (cliente, usuarios, departamento de ingeniería de plana, departamento logístico, departamento de infraestructura, etc.). Esta etapa estará caracterizada por una dinámica altamente iterativa, con alcance que se irá definiendo a medida que se avance, con costo y tiempo no  claramente definidos. Ante estas características del proyecto sería ilógico pensar en encararlo desde un punto de vista predictivo, ya que muy probablemente, si así lo hiciéramos, nos conducirá al fracaso. En este escenario de alta incertidumbre en los requisitos y el alcance es conveniente utilizar entornos adaptativos para el desarrollo del proyecto.

En la fase de Anteproyecto, en la cual se establecerán las bases técnicas para el desarrollo del proyecto ejecutivo, son notables ciertas características particulares. Al comenzar este proceso tenemos definido un layout, pero comienza la toma de decisiones conceptuales en dimensiones definitivas, tecnologías constructivas, etapabilización de las obras, etc. Estas definiciones requieren procesos iterativos y alta presencia de representantes de diferentes estamentos del Cliente. Todavía estamos ante un grado importante de incertidumbre de requisitos, selección de tecnologías (algunas nuevas), y proceso de aprendizaje. Esto también requiere de la utilización de ciclos de vida, o al menos el uso de herramientas y procesos, adaptativos. El entregable de esta fase será el Anteproyecto Técnico con definiciones dimensionales y tecnologías constructivas, que será la principal entrada de los procesos de la siguiente fase, el Proyecto Ejecutivo.

En el Proyecto Ejecutivo estaremos ante un grado de incertidumbre mucho más acotado. Tendremos definido el volumen de la construcción, los elementos dimensionales, las tecnologías constructivas, etc. Con esta base podremos trabajar en conseguir una documentación ejecutiva consistente que sea realmente útil y suficiente para la construcción de las obras. Los requisitos serán claros, se podrán identificar con certidumbre los interesados, se podrán estimar coherentemente los costos y se podrá programar el cronograma de la etapa de Proyecto Ejecutivo con aproximación más que razonable. Podremos también identificar riesgos y planificar la estrategia de respuesta. El equipo se compondrá, de acuerdo a la envergadura del proyecto, de un número importante de integrantes internos y especialistas externos. Se podrán usar los diferentes procesos que sean necesarios de las distintas áreas del conocimiento. Estamos ya ante un clásico enfoque predictivo.

Finalmente, y teniendo como principal entrada el Proyecto Ejecutivo, es decir toda la documentación gráfica y escrita (planos, pliegos, cálculos, planillas, memorias, etc.) definitoria de todos los entregables a construir, procederemos a trabajar en la fase de Obra. Esta fase, que constituye un importante Proyecto en sí misma, consistirá en llevar adelante todos los procesos necesarios para iniciar, planificar, ejecutar, controlar y cerrar el proyecto, integrando, definiendo el alcance con su estructura de desglose de trabajos correspondiente, programando tiempos, presupuestando, atendiendo la calidad, llevando adelante los contratos, gestionando los recursos, identificando y gestionando los riesgos siempre con una adecuada gestión de los interesados del proyecto tanto internos como externos. Esta fase se caracteriza generalmente por una fuerte impronta predictiva.

Como hemos visto, aún una industria rígida y conservadora como es la de la construcción, puede afrontarse también desde entornos no necesariamente predictivos en muchos de sus proyectos o fases.


 

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